Año de 1519.

En la mañana del 10 de agosto de este año, era oficiada una función religiosa en el Convento de la Victoria, de Triana, durante la cual, el capitán Hernando de Magallanes pidió a la Virgen protección para emprender la primera vuelta al mundo. En dicha celebración religiosa se bendijeron las banderas y estandartes que habría de portar la expedición y, a su conclusión, se dispusieron a zarpar desde el puerto trianero de las Muelas, rumbo a Sanlucar de Barrameda, las cinco naves que componían la escuadra expedicionaria, y cuyos nombres eran Concepción, Santiago, Trinidad, Santiago y Santa María de la Victoria. Tres años duró la apasionante y peligrosa aventura, en la cual, de los 234 tripulantes que conformaban los cinco navíos, solo sobrevivieron 18, que arribaron a Sevilla el 8 de septiembre de 1522, al mando de Juan Sebastián Elcano en la nao Santa María de la Victoria, única superviviente de la expedición. Magallanes encontró la muerte en Filipinas, en 1521, tras una batalla con una tribu indigena.

Año de 1518.

Según hace constar el historiador y abad D. Alonso Sánchez Gordillo, en este año fue fundada la Hermandad de la Sagrada Mortaja, en virtud de una leyenda que movió a la piedad al grupo de personas que la crearon. La tradición cuenta que un hombre que huía de la justicia se refugió en la Iglesia de Santa Marina y al ocultarse en un hueco de la torre encontró un pequeño icono de la Virgen con Cristo muerto en sus brazos, que había sido escondido durante la dominación árabe de Sevilla. Alrededor de este icono de la Piedad nacería una Hermandad que desembocaría en la actual de la Sagrada Mortaja.

Por el contrario, existe también otra hipótesis acerca de la fundación de esta Hermandad planteada por el historiador Federico García de la Concha Delgado, quien la ubica en un hospital de la antigua calle Pavas (actual de Pascual de Gayangos), el cual se titulaba de Ntra. Sra. de la Piedad. De un modo u otro, lo cierto es que ambas hipótesis coinciden en datarla en este mismo año.

Y cerramos este capítulo anotando que el 24 de noviembre de este año, el primer Marqués de Tarifa, D. Fadrique Enríquez de Ribera, emprende su viaje a Jerusalén movido por la piedad de conocer Tierra Santa. Partió de Bornos en la citada fecha y regresaría dos años más tarde.

Año de 1517.

El 28 de noviembre de este año quedaba consagrado por el Obispo auxiliar de Sevilla, Fray Francisco de Córdoba, la primera planta del Convento de la Victoria de Triana, el cual con el paso de los años se convertiría en uno de los edificios religiosos más grandes de la ciudad.

En este mismo año ingresarían en el recién fundado Colegio de Santa María de Jesús (primitiva sede de la Universidad hispalense) los doce primeros alumnos de su historia, entre los que se encontraba un joven llamado Iñigo de Rosales, que se convertiría en su primer rector.

Año de 1516.

Con fecha del 20 de diciembre, es firmado un acuerdo entre los frailes mínimos D. Pedro de Almodóvar y D. Juan de Reguera con los cofrades de la Hermandad de San Sebastián, de Triana, D. Diego Sánchez Corchero y D. Salvador Martínez, en calidad de prioste y secretario, respectivamente, en el que se autorizaba a esta orden religiosa establecerse en la capilla de su Hospital, ubicada muy próxima al Puerto Camaronero y al Convento de los Remedios, y que contaba con "una huerta, naranjal, tierras sembradas y albercal".

Debemos reseñar sobre este dato que el Hospital y Capilla de San Sebastián corresponden al edificio que en 1517 se convertirá en el Convento de la Victoria, sede fundacional de la Hermandad de la Estrella.

Del mismo modo, las investigaciones que hemos llevado a cabo sobre la Hermandad hospitalaria de San Sebastián que aquí se menciona, no han dado grandes frutos. Se estima fundada a fines del siglo XV o principios del XVI, pero nada se sabe de sus primeros tiempos. Sin embargo, si consta que esta Corporación se fusionaría en el año 1668 con la Hermandad de la Sagrada Entrada en Jerusalén y Ntra. Sra. del Desamparo, establecida en el cercano Convento trianero de los Remedios.

Así mismo sabemos que en lo sucesivo, los religiosos mínimos, para fundar su convento, derribaron la antigua Capilla de San Sebastián y en su lugar edificaron un enorme Convento (el segundo en dimensiones de la ciudad tras el de San Francisco) que sería consagrado por Fray Francisco de Córdoba bajo el título de Ntra. Sra. de la Victoria. Entonces, la Hermandad de San Sebastián ocupó una capilla con la imagen de su Patrón, ubicada en la nave del Evangelio, mientras que la imagen de la Virgen de la Victoria presidiría el altar mayor del templo. Ante esta imagen oró Magallanes antes de emprender su vuelta al mundo, conservándose actualmente en una de las capillas de la Real Parroquia de Santa Ana.

Año de 1513.

En este año son trasladados los restos de Cristóbal Colón desde la Iglesia de San Francisco de Valladolid, hasta la Capilla de Santa Ana, de la sevillana Cartuja de las Cuevas.

Año de 1512.

En los días del 11 al 15 de enero de este año, nuestro Arzobispo D. Diego de Deza, convocó un Concilio Provincial en el que se aprobaron 64 cánones que abarcaron los más diversos aspectos de la disciplina eclesiástica, con el objetivo de instruir al pueblo y acercarlo a la Iglesia, tras el rumbo que había tomado la ciudad originado por el comercio con las Indias. Deza dió disposiciones para que todos los clérigos comulgasen al menos tres veces al año, así como la obligación de abandonar a sus concubinas, de no asistir a los bautismos y matrimonios de sus hijos y la de conocer la lengua latina antes de recibir ordenes sagradas. Para ello era necesaria, por tanto, una catequesis y gracias a este Concilio ven la luz otras disposiciones que obligaban a todos los párrocos a enseñar a sus feligreses los artículos de la fe, los cuales deberían encontrarse escritos y colgados a las puertas de todas las iglesias de la ciudad hasta que fueran aprendidos por el pueblo. Estas enseñanzas comprendían los Sacramentos, las obras de caridad y las oraciones que se deben conocer y pronunciar por todo buen cristiano. De esta manera se ordenaba que cada domingo se leyeran y explicasen en las misas, por ser el día que más feligreses acudían a la iglesia.

Durante este Concilio, Fray Diego de Deza pronunció dos sermones en latín, en la Capilla de San Clemente de nuestra Catedral, habilitada como Capilla Mayor tras el desplome del cimborrio el año anterior.

En este año llegan a Sevilla un grupo de religiosos mínimos encabezados por el corrector provincial fray Pedro de Almodóvar junto a diez frailes profesos más, procedentes de su Convento de Écija, con el fin de establecerse en la capital hispalense bajo licencia otorgada por el Arzobispo Fray Diego de Deza. Se instalaron en la centrica collación de San Miguel, junto a la parroquia de este nombre, estancia que se mantuvo durante cuatro años, pues en 1516 se establecen en Triana, fundando un año después, el Convento de la Victoria, ubicado en la Cava vieja de los gitanos.

Y concluímos este año anotando el fallecimiento en nuestra ciudad de D. Américo Vespucio, de quien América recibió su nombre y que fue piloto mayor de nuestra Casa de Contratación.

Año de 1511.

Como anunciabamos en el año 1506, un error de cálculo en los pilares de la Catedral que soportaban el cimborrio, acabó en desastre al derrumbarse en medio de un estruendo impresionante. Sucedió el 28 de diciembre de este año, festividad de los Santos Inocentes.

A causa de esta fatalidad, en la que milagrosamente no hubo de lamentar victima alguna, nuestro Arzobispo D. Diego de Deza ordena pregonar un bando mediante el cual se solicitaba ayuda urgente al pueblo para desescombrar las naves catedralicias, concediendo gracias e indulgencias a todas aquellas personas que se prestasen a estas labores. Según parece, la respuesta del pueblo fue tremendamente solidaria, pues en tan solo un día, el Templo catedralicio quedó limpio.

De la misma forma, Fray Diego de Deza logró la donación de diez mil ducados para las obras de restauración del Templo, así como cien mil doblas de oro destinadas al dorado y al forjado del Altar Mayor y de la reja de su Capilla, así como del coro y de los dos púlpitos, donación llevada a cabo por los Reyes Católicos.

Año de 1509.

El 20 de enero de este año fallece el fundador de la Universidad hispalense, D. Rodrigo Fernández de Santaella, el Maese Rodrigo como era conocido, que ocupaba el cargo de bachiller y clérigo de la Archidiócesis de Sevilla.

Año de 1507.

En este año coloca el historiador decimonónico de nuestras Cofradías, D. Felix González de León, la fundación de la Hermandad de la Stma. Trinidad, algo de lo que difiere su contemporaneo, D. José Bermejo y Carballo, colocándola en el año 1535.

De nuevo fue este un año de inundaciones en nuestra ciudad, que causaron cuantiosos daños en la población sevillana de la época. La actitud generosa del Arzobispo D. Diego de Deza para con los damnificados le valieron el sobrenombre de Fray Diego "el Bueno", apelativo que contrastaría bastante con sus labores de inquisidor general, cargo que desempeñaría con singular siniestralidad.

Y cerramos este capítulo añadiendo que el Viernes Santo 2 de abril de este año fallecía San Francisco de Paula, fundador de la Orden Mínima de San Francisco, quien sería beatificado en 1513 y canonizado en 1519 por el Papa León X.

Año de 1506.

El 20 de mayo de este año fallece en Valladolid el ilustre descubridor de América, D. Cristóbal Colón, siendo depositados su cuerpo en el Convento de San Francisco de la capital castellana.

En otro orden de cosas, en la jornada del 10 de octubre de este año, quedaba rematada la obra de nuestra Catedral con la colocación de la última piedra del cimborrio. Para contemplar dicho acontecimiento subieron hasta lo alto el deán D. Fernando de la Torre, el Cabildo y D. Fadrique Enríquez de Ribera, Duque de Medina Sidonia y primer Marqués de Tarifa. Por su parte, Fray Diego de Deza, Arzobispo hispalense, prefirió contemplarlo desde el suelo, concretamente desde la puerta de la Capilla de la Antigua, "por ser mucho viejo para subir".

El cimborrio seguía la traza del Maestre Ximón, al que le sucedería en el cargo el arquitecto Alonso Rodríguez, bajo cuyas ordenes se culminó dicha obra. Originariamente se encontraba recubierto por azulejos vidriados verdes y blancos, que fueron realizados por el insigne ceramista italiano Niculoso Pisano. Del mismo modo se encontraba decorado por hermosas esculturas de terracota que representaban a los Profetas y a los Apostoles, piezas que fueron realizadas por Pedro Millán, Juan Pérez y Jorge Fernández. La linterna de la cúpula se levantaba a 50 metros del suelo, siendo una obra colosal que, pese a todo, estuvo destinada al fracaso como veremos cinco años más tarde.

Año de 1505.



*Fray Diego de Deza, Arzobispo de Sevilla desde 1505 a 1523. Lienzo pintado por Zurbarán hacia 1630.

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En este año, D. Rodrigo Fernández de Santaella, más conocido como Maese Rodrigo, acudía al Cabildo catedralicio para recibir la Bula del Papa Julio II autorizándole a instituir en nuestra ciudad una sede de Estudios Generales, germen y principio de la Universidad hispalense, que pasa por ser la más antigua de Andalucía y una de las más antiguas de España. Su primera sede fue la Capilla de Santa María de Jesús, junto a la Puerta de Jerez.

Por otra parte, en la jornada del 4 de octubre de este año llega a nuestra ciudad el nuevo Arzobispo de nuestra Archidiócesis para jurar sus estatutos. Fray Diego de Deza declaró que lo hacía "en tanto que sean en servicio de Dios" a lo que contestó el deán y provisor D. Fernando de la Torre: "en esta iglesia no hay estatutos contrarios a este servicio".

Año de 1504.

En este año tendría lugar un fuerte temporal de lluvia, viento y temblor de tierra que hizo estremecer a toda la urbe. De aquí parte la tradición de colocar a las Santas Justa y Rufina a cada lado de la Giralda, pues según reza la tradición, las Santas bajaron del Cielo y evitaron que la torre se desplomara.
A causa de este suceso y en acción de gracias saldría procesionalmente de manera extraordinaria la bendita Imagen de la Virgen de los Reyes.


*Santa Justa y Rufina junto a la Giralda, obra de Murillo hacia 1665-66.


Y como anunciamos el año anterior, en este sería nombrado el nuevo Arzobispo de nuestra Archidiócesis, cargo que recaería en D. Diego de Deza, que hasta entonces había desempeñado las labores de Obispo de Palencia, inquisidor, confesor de los Reyes Católicos, capellán mayor y gran canciller de Castilla. Su mandato en Sevilla comenzaría en 1505 y se mantendría hasta 1523.

Año de 1503.

En este mismo año sería fundada en nuestra ciudad la Casa de Contratación por decretos reales del 10 de enero y del 14 de febrero, que tenía como finalidad la de controlar todo el tráfico maritimo con las Indias.

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Por otra parte, el 5 de mayo de este año es nombrado el nuevo Arzobispo de nuestra ciudad: D. Juan de Zúñiga y Pimentel. Sin embargo, su estancia en nuestra Archidiócesis sería practicamente simbólica, pues un año más tarde, sería nombrado nuevo Cardenal D. Diego de Deza.

Año de 1502.

Con fecha del 12 de septiembre, encontrándose en Madrid nuestro Cardenal, D. Diego Hurtado de Mendoza, encontró la muerte a causa de un edema pulmonar. Contaba con 57 años de edad.

Año de 1501.

En este año, y con fecha del 22 de febrero, son aprobadas las nuevas Reglas de la Hermandad de la Vera Cruz por el provisor del Arzobispado D. Fernando de la Torre, en tiempos del Cardenal D. Diego Hurtado de Mendoza. Algunos autores estiman que estas fueron las primeras reglas de la Hermandad, pero el hecho constatado de que la Corporación ya efectuaba su estación de penitencia en el año 1468 parece confirmar que la Hermandad ya contaba con unos estatutos más antiguos, que probablemente fueron los fechados en 1448.

Año de 1500.

En tiempos del Papa Alejandro VI, la Hermandad del Traspaso de Nuestra Señora, tal como era conocida en tiempos a la Hermandad del Gran Poder, queda agregada a la Basilica de San Juan de Letrán, de Roma, para el goce de sus gracias e indulgencias.



.*Ntra. Sra. del Mayor Dolor y Traspaso, de la Hermandad del Gran Poder.



En este mismo año existen testimonios de la intercesión milagrosa de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa en la curación del noble caballero D. Francisco Enríquez de Ribera, que había contraído el mal de la lepra. En acción de gracias, dicho caballero donó a la Hermandad joyas, ropas para la Virgen, cálices, dalmáticas y otros enseres para la celebración de sus cultos, así como la institución de ocho capellanías de misas a celebrar en honor de la Stma. Virgen.