Año de 1506.

El 20 de mayo de este año fallece en Valladolid el ilustre descubridor de América, D. Cristóbal Colón, siendo depositados su cuerpo en el Convento de San Francisco de la capital castellana.

En otro orden de cosas, en la jornada del 10 de octubre de este año, quedaba rematada la obra de nuestra Catedral con la colocación de la última piedra del cimborrio. Para contemplar dicho acontecimiento subieron hasta lo alto el deán D. Fernando de la Torre, el Cabildo y D. Fadrique Enríquez de Ribera, Duque de Medina Sidonia y primer Marqués de Tarifa. Por su parte, Fray Diego de Deza, Arzobispo hispalense, prefirió contemplarlo desde el suelo, concretamente desde la puerta de la Capilla de la Antigua, "por ser mucho viejo para subir".

El cimborrio seguía la traza del Maestre Ximón, al que le sucedería en el cargo el arquitecto Alonso Rodríguez, bajo cuyas ordenes se culminó dicha obra. Originariamente se encontraba recubierto por azulejos vidriados verdes y blancos, que fueron realizados por el insigne ceramista italiano Niculoso Pisano. Del mismo modo se encontraba decorado por hermosas esculturas de terracota que representaban a los Profetas y a los Apostoles, piezas que fueron realizadas por Pedro Millán, Juan Pérez y Jorge Fernández. La linterna de la cúpula se levantaba a 50 metros del suelo, siendo una obra colosal que, pese a todo, estuvo destinada al fracaso como veremos cinco años más tarde.