Año de 1469

Solucionados los pleitos en Santiago por nuestro entonces Arzobispo, D. Alonso de Fonseca, insta a su sobrino destinado en Sevilla a que regrese a la sede episcopal gallega, tal como habían acordado cuatro años antes. Sin embargo, su sobrino, D. Alonso de Fonseca y Acevedo, se niega tajantemente y hace caso omiso a las peticiones de su tio. Ni siquiera la bula papal decretada por Pío II, con fecha del 18 de octubre, sirvió para que se cumpliese lo establecido. Con este motivo, nuestro Arzobispo tuvo que recurrir al Duque de Medina Sidonia y a D. Beltrán de la Cueva para que mediante la fuerza, su sobrino fuera sacado de nuestra Archidiócesis y regresase a Santiago de Compostela, como así se hizo con apoyo de Enrique IV, que se encontraba de visita en nuestra ciudad.
De aquí nació el dicho popular de "quien se fue de Sevilla perdió su silla".