La Hemeroteca Cofrade

No cabe duda de que aventurarse a entrar en la historia de nuestras Hermandades y Cofradías es algo tan apasionante como complicado. Tan complicado que, aún hoy, encontrar las explicaciones y respuestas a todas las dudas que existen en este terreno es una labor que no se ha cerrado y dificilmente se cerrará. Y es que los vacíos existentes en este campo y la carencia de documentación que en numerosas situaciones se encuentran los historiadores de nuestra Semana Santa, contribuyen a la generación de nuevas dudas e inquietudes dificilmente subsanables. Aún así, gracias a los relatos de antiguos cronistas e historiadores de nuestra ciudad, junto a la conservación de otra parte del archivo histórico de las propias Hermandades, del Arzobispado o de otras instituciones, si han ayudado a resolver otro tipo de enigmas sobre nuestras Hermandades y Cofradías.

Hablar, escribir o explicar lo que significa para esta ciudad la Semana Santa puede ser muy sencillo o puede ser muy dificil. Si lo que en esta ocasión queremos tratar es la história de las Cofradías, el tema se complica, pues muy probablemente de todas las facetas que aglutina la Semana Santa, la história sea el campo más complejo a tratar. Sin embargo, tratarlo contiene una virtud innata: apasiona. Y apasiona, porque nos traslada en el tiempo y en la memoria, nos sumerge en otros siglos, y lo que resulta más importante de todo: nos hace comprender la Semana Santa de nuestros días, cómo nació, cómo creció, cómo avanzó, cómo se desarrolló, cómo se adaptó a los tiempos, cómo floreció y cómo nos ha llegado. Todo está en la historia. Sin memoria no seríamos nada.
Caeríamos en un gran error si hablasemos de las Cofradías y las valorasemos superficialmente sin conocer su história. Como en todas las facetas de la vida, el saber, el tener conocimiento de las cosas, es algo que enriquece al ser humano. Quienes poseen estos principios y los respetan, no cometerán el error de caer en disputas inutiles, ni en odiosas comparaciones, porque la história es sinónimo de verdad, y la verdad solo tiene un camino: el que marca la propia história.


El nacimiento de las primeras Hermandades coincide con varios factores y circunstancias históricas. La Reconquista de la ciudad por parte del Rey San Fernando en 1248 es, sin duda, un gran punto de partida. La transformación religiosa que tras ocho siglo de dominación árabe sufrirá la ciudad, se verá reflejada en la conversión de antiguas mezquitas en iglesias, la construcción de nuevos templos o el establecimiento de numerosos edificios benéfico-religiosos, de conventos y monasterios, a fin de extender a lo largo y ancho de la ciudad el culto cristiano. Con el paso del tiempo, el asentamiento de estas instituciones en el pueblo desembocarían en la creación de congregaciones de fieles o hermandades.

Origen de nuestras Cofradías fueron también las distintas procesiones de rogativas que en tiempos de carencias y escasez para el pueblo, se organizaban, por ejemplo, en dirección al Humilladero de la Cruz del Campo, lugar que con el paso del tiempo acabaría por convertirse en un auténtico centro de peregrinaje local.

Otro factor que influye decisivamente en la creación de las primeras Hermandades fue la acción predicadora de San Vicente Ferrer, religioso que parte de Murcia y predica en Sevilla en el año 1408, fomentando la disciplina y la penitencia como acto de expiación a los pecados del pueblo. tres años después, y tras haber evangelizado por media España, se dirige a Francia y continua allí su misión pastoral, conociéndose que en 1416 pronunció en la ciudad de Tolouse su sermón más extraordinario ante de diez mil personas y durante seis horas ininterrumpidas. Esta acción predicadora de San Vicente Ferrer daría origen a la creación de nuevas Hermandades no solo en Sevilla, sino en toda España.

Tras ocho siglos de dominación árabe en Andalucía, se antojaba necesario cristianizar al pueblo. En Sevilla, la reconversión en templos cristianos de antiguas mezquitas menores fue el primer paso a seguir. Son los casos de las Iglesias sevillanas de Santa Catalina, Ominum Sanctorum, San Marcos, Santa Marina o San Pedro, todas ellas reconvertidas al cristianismo de manera paralela a la propia Mezquita Mayor de Sevilla, que pasaría a ser Catedral cristiana en estos tiempos de conversión religiosa. Así mismo, Alfonso X edifica en Triana su Iglesia de Santa Ana hacia el año 1280, construída en gratitud por una afección de la vista que padeció el propio rey.

Otra causa que estimula la fundación de nuevas Hermandades radica en la institución que hace en nuestra ciudad D. Fadrique Enríquez de Ribera del primer Vía Crucis de España, tras haber regresado de su viaje a Jerusalén y haber contemplado los Santos Lugares. Una vez copiadas las medidas exactas que en Tierra Santa distanciaban el Pretorio romano del monte Calvario (997,13 metros o 1321 pasos aproximadamente) instauró en Sevilla el Vía Crucis más antiguo de España y uno de los más antiguos de Europa: el que empieza en la Casa de Pilatos, recorre la calle San Esteban, sale por la Puerta de Carmona y acaba en el Humilladero de la Cruz del Campo. El ejercicio y la práctica de este Vía Crucis por parte de las gentes del pueblo daría origen a nuevas Hermandades dentro y fuera de la ciudad. Fue instaurado en el año 1521.

Muy a tener en cuenta es el instante histórico que envolvió a la ciudad desde finales del siglo XV y durante todo el XVI. Con el Descubrimiento de América, la ciudad hispalense se había convertido en una de las metropolis más importantes del mapa mundi. En su puerto atracaban barcos repletos de tesoros provenientes del Nuevo Mundo. Una cantidad ingente de riqueza descargaba día tras día en los muelles sevillanos. Había caudales tan en abundancia que a Sevilla acuden desde cualquier punto geografico imaginable personas de toda índole. La atalaya que salía de las murallas de la ciudad y se asomaba al río pasó a llamarse Torre del Oro, porque en sus entrañas se custodiaba buena parte de este magnifico metal que llegaba desde las Indias. Sevilla se estaba conviertiendo en una ciudad terriblemente pintoresca, corrompida y pecadora. En sus calles se mezclaban los nobles y grandes caballeros con los truhanes y mujeres de dudosa reputación, religiosos con picaros jugadores, mareantes y toneleros con artistas y artesanos, y todo mientras en las gradas de la Catedral se vendían incontables mercancias nunca jamás vistas en estas tierras, convirtiendo los alrededores del Templo en un auténtico mercado. Sin duda, los caminos se estaban perdiendo y para reconducirlos, la Iglesia hispalense comienza a fomentar teatros pasionistas en plena calle, celebra sermones para mover y conmover las conciencias de las gentes y estimula la práctica de la penitencia para la remisión de las conductas pecaminosas. Del mismo modo, la Iglesia aprovechará el florecimiento de las artes, primero, para edificar una Catedral fastuosa que causase admiración en España y en Europa, tanto por sus dimensiones como por su riqueza, y segundo, llenando las iglesias de la ciudad de altares e imagenes tan sumamente humanas y expresivas que llamaban a las conciencias de las gentes y las estimulaba hacia la oración y el recogimiento. Con todo ello, estaba más que justificado el nacimiento de nuevas Hermandades que, en este tiempo ya, comenzaron a adoptar la práctica penitencial pública incluyendo Imagenes en sus cortejos para instruir, mover y conmover al pueblo.

Todo el trasiego comercial de esta Sevilla del Quinientos queda archivado en la Casa de Contratación, abierta en 1503, ante la avalancha que se le viene encima a la ciudad desde el Descubrimiento de América. En la población conviven artesanos de toda índole, porque en la ciudad hay caudal para todos: plateros, sederos, joyeros, cocheros, pellejeros, bordadores, medidores, cereros, muchos de los cuales originaron nuevas Hermandades, o bien, se unieron a ellas posteriormente. Y es que los gremios funcionaban como determinadas instituciones religiosas, pues, junto a sus oficios artesanos, desempeñaban ciertas obras benéficas y organizaban determinados cultos en honor de la imagen o la advocación bajo la que se amparaba cada uno.

Otro motivo o causa que provocó el nacimiento de nuevas Hermandades fue el aislamiento o la explotación que determinados sectores de la población de la época sufrieron por parte de sus opresores. La población negra, mulata o gitana, que desde los siglos XV al XVIII hubo en la ciudad, tuvo que asociarse entre sus miembros para contar con unos derechos que los salvasen de los numerosos atropellos y excesos que sufrían. Sus asociaciones con estatutos aprobados por la Iglesia les otorgaron ciertos derechos y determinada autonomía de cara a la sociedad de su época, pudiendose librar en no pocas ocasiones del yugo que les oprimía cotidianamente.

También fue causa de nacimiento de Hermandades las propias calamidades que sufría la ciudad en forma de riadas, sequias o epidemias, las cuales se tomaban como castigos divinos, según la mentalidad de la época en que se produjese. El lugar donde se acababan sepultando a las victimas se convertía a veces en un lugar de peregrinación que acababa originando algún tipo de congregación religiosa o Hermandad.

Otro factor que desembocaría en la creación de nuevas Corporaciones se valía del hallazgo casual o milagroso de algún tipo de Imagen, ocultada en tiempos de la dominación árabe de Andalucía o en cualquier otra época de la história. La leyenda convertía estas apariciones en hallazgos prodigiosos posibilitados gracias a la intercesión divina.

Como vemos, los factores que hacen nacer a las Hermandades y Cofradías son multiples y diversos a través de los tiempos. Generalmente, primero nacieron como Hermandades de luz y posteriormente, cuando muchas de ellas adoptan como propias las conclusiones extraídas del Concilio de Trento, se transforman en Cofradías penitenciales incorporando a sus cortejos diversos instrumentos u objetos pasionistas como las Imagenes a fin de instruir al pueblo, acudiendo a él publicamente por las calles de la ciudad. Y es esa otra de la belleza oculta que tiene la Semana Santa sevillana, pues, aunque cada Hermandad tiene su origen, todas confluyen hacia un mismo fin. Caminos que se unen a través de los tiempos, ofreciendonos verdaderos testimonios de fe por las calles de Sevilla para mayor Gloria de Dios y de su Stma. Madre, allá en las Alturas.

Escribir sobre la história de nuestras Hermandades y Cofradías no es algo sencillo, más al contrario. Se trata de una ardua labor que requiere un trabajo y un sacrificio como ningún otro tema de la Semana Santa puede requerir. Esperamos que esa labor minuciosa y callada que hemos llevado a cabo tenga su justo premio estando a la altura del cofrade más exigente. Y aún no estándolo, esperamos sepan disculpar los errores que hayamos podido cometer. Somos humanos. Sin más, y viendo la dificil misión que tenemos delante, deseamos que viajen en el tiempo igual que hemos experimentado nosotros mismos. Sumerjánse en las diferentes épocas que vamos a recorrer y vuelen entre las fechas y los datos que van a poder encontrar en este blog de manera cronológica. Así comprenderán el verdadero sentido de la Semana Santa sevillana que nos ha tocado vivir.